NOTICIA

Contemplando a la Virgen María, recordamos el cántico del Magnificat, y su gran exclamación: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava”. La humildad es la virtud más exaltada en la Biblia, porque reconoce a Dios como Dios, en cambio el orgullo, es querer ser como Dios, o incluso para algunos creerse dioses. El humilde tiene un corazón grande y abierto a contemplar la gloria de Dios, y tratar a los demás como hermanos de igual condición.

Mons. Walter Heras Segarra, ofm.  
Obispo de Loja.

Referencia: Semanario litúrgico «Día del Señor», de la Diócesis de Loja No. 525

28 de agosto 2022

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